EL COLESTEROL Y SUS VERDADES
El Colesterol y sus verdades
El colesterol es una molécula indispensable en la evolución
de la vida terrestre. En nuestro cuerpo, asegura la protección y ensamblaje de
las membranas de millones de células, especialmente en la parte muscular,
cardíaca y nerviosa, también estabiliza los receptores hormonales,
inmunológicos y neurológicos.
A partir del colesterol se sintetizan todas las hormonas
sexuales femeninas y masculinas, las hormonas corticoides o del stress y la
vitamina D que protege nuestros huesos.
También transporta las grasas, pero el colesterol en sí no
es una grasa.
El colesterol es una molécula que necesita 36 etapas
químicas sucesivas para formarse y es indispensable para el cuerpo ,por esta razón
consumir alimentos ricos o no en colesterol tiene poco efecto sobre el colesterol
total que es, principalmente, fabricado en el hígado y liberado en el torrente
sanguíneo según las necesidades del momento.
Mientras se fabrica el colesterol, también por el mismo
camino bioquímico, se sintetiza otra molécula importante que se llama “el
mevalonato” el cual, va a controlar el crecimiento celular, la inflamación y la
construcción del hueso.
Las estatinas son el medicamento que generalmente formula
para “reducir los niveles de colesterol” pero además de bloquear la síntesis de
colesterol, también bloquea la sinteis del mevalonato que con el uso continuo
de las estatinas puede causar graves consecuencias para la salud.
La creencia general nos habla de tener un buen y mal
colesterol, el supuesto colesterol malo se llama LDL o low-density lipoproteins
o lipoproteínas de baja densidad; las cuales son proteínas que lo transportan a
los tejidos que tienen necesidades urgentes, o sea que este colesterol es
indispensable en nuestro organismo.
El colesterol que no es utilizado, vuelve al hígado
transportado por otras proteínas llamadas Colesterol HDL o high-density
lipoproteins o lipoproteínas de alta densidad, y es el que comúnmente llaman
Colesterol bueno. El HDL volverá a salir del hígado en forma de LDL en cuanto
el cuerpo mande mensaje de necesitarlo.
Este es un ciclo permanente y vital que varía según el
tiempo y las necesidades de nuestro cuerpo. Por ejemplo, en un cuerpo sano, los
niveles de colesterol aumentan naturalmente un 20 % en la temporada de otoño y
en invierno tiende a descender de nuevo.
Los siguientes son alimentos presentes en nuestra dieta y que
son productos acidificantes: los cárnicos consumidos en exceso, los azúcares
blancos y las grasas procesadas. Las grasas procesadas se encuentran en los
alimentos industriales.
Las membranas celulares son dañadas fácilmente y necesitan
ser reparadas; para llevar a cabo la reparación el organismo libera grandes
cantidades de hormonas (corticoides y colesterol). El colesterol LDL es el que
el cuerpo usa para enviar a los tejidos y reparar dichas membranas.
Las arterias son dañadas también debido a ataques ácidos y/o
por la acumulación de proteínas en su membrana basal exterior; debido a que las
proteínas no se digieren completamente, y esta situación hoy dia es muy común debido
a la dieta moderna; donde se consume excesivas cantidades de proteínas animales.
Si se sobrepasan las capacidades naturales de eliminación,
las membranas basales de los capilares y arterias acumulan el exceso de
proteína y se congestionan, produciéndose reacciones inflamatorias necesarias
para aumentar el flujo sanguíneo en las zonas dañadas en un intento del cuerpo
de llevar oxígeno, nutrientes y evacuar las toxinas metabólicas.
Una cifra de colesterol de más de 300 + un cociente de
colesterol total/HDL mayor de 4 + un nivel de triglicéridos elevados + una
glicemia alta: se relaciona con el tener un cuerpo altamente intoxicado por consumo
en exceso de proteínas animales y productos industriales.
Para mejorar la salud es importante moderar el consumo de proteína
animal y subir el consumo de vegetales; y en lo posible realizar con alguna
frecuencia una limpieza de hígado, riñones y colón.
Una recomendación ligera de una dieta apta para una mejor
calidad de salud es:
- · Implementar en nuestra alimentación una adaptación de la dieta mediterránea: Consumir alimentos vegetales en abundancia: frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos.
- · Se recomienda consumir cinco raciones de frutas y verduras al día.
- · Los cereales: pan, pasta, arroz y sus productos integrales, son alimentos imprescindibles por su alto contenido en hidratos de carbono complejos y deben consumirse diariamente pero en pequeña cantidad.
- · Utilizar el aceite de oliva como grasa de elección en la elaboración y preparación de platos que no se expongan a altas temperaturas.
- · Consumir pescado regularmente y huevos con moderación.
- · Consumir diario una cantidad moderada de productos lácteos.
- · Minimizar el consumo de carnes rojas y aumentar el consumo de verduras y cereales.
- · Dejar a lo mínimo el consumo de alimentos procesados.
- · El agua es esencial en nuestra dieta. El vino se puede consumir de manera muy mesurada y solo con los alimentos.
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