HABILIDADES SOCIALES Y LA AMISTAD EN LOS NIÑOS/AS

 Habilidades sociales y la AMISTAD

Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de comunicación que permiten a una persona conseguir su objetivo durante una interacción social, teniendo en cuenta los deseos o emociones de otras personas.

Los  niños/as van desarrollando habilidades sociales a través de la imitación y del refuerzo de las consecuencias de comunicarse de un modo u otro forma. 

Lograr lo que necesitamos sin herir a nadie es efectivamente algo muy deseable en la vida. Quienes demuestran ser más hábiles socialmente obtienen los mejores beneficios de las relaciones y resuelven cualquier problema que pueda surgir con valentía y decisión.

El desarrollo de las habilidades sociales está totalmente determinado por:

• Los modelos de comunicación más próximos en la vida: suelen ser el padre, la madre y los hermanos mayores o en su ausencia los adultos a cargo.

• El desarrollo empático: a través de la experiencia de recibir expresiones emocionales claras y coherentes de sus padres y/o adultos encargados y la empatía ante sus respuestas.

• Las oportunidades de socialización: en la primera mitad del periodo -3 a 5 ó 6 años de edad-, las amistades suelen ser esta oportunidad por las circunstancias que unen: ser de la misma clase, del mismo barrio o coincidir en determinada actividad. Pero a partir de los nueve años hay un mayor intercambio de sentimientos, deseos e ideas. A la edad de los 9 años las relaciones no son un medio para conseguir un objetivo propio sino que, ya lo que desea y siente la otra persona también es importante. Se desarrollan las primeras relaciones por empatía y simpatía recíproca.

La amistad no es un resultado espontáneo de relacionarse, sino que hay que aprender a ser amigo/a. 

En este sentido podemos ayudar mucho facilitando los encuentros con otros niños/as y prestando una especial atención a las siguientes situaciones:

• El intercambio de sentimientos,

• Las normas y valores que regulan las relaciones y las posibilitan.

Cuando recibimos con empatía las ideas o sentimientos desagradables que experimentan nuestros hijos en sus relaciones, estamos desarrollando su asertividad, es decir, inculcándole una concepción y sentimiento de que las personas tenemos una serie de derechos básicos.

Estos derechos básicos son:

• Derecho a que se nos escuchen y traten con dignidad.

• Derecho a tener opiniones, deseos y sentimientos diferentes al resto.

• Derecho a expresar lo que sentimos.

• Derecho a decir no.

• Derecho a defendernos si alguien nos arremete.

• Derecho a no gustar a todo el mundo.

Otro aspecto importante a tener en cuenta respecto a las relaciones son las que se presentan al final de la segunda infancia, o sea cuando se inicia la Pubertad donde cobra mas notoriedad el deseo de relacionarse con  el sexo opuesto.

Las niñas son las primeras que empiezan sus cambio de pubertad, por ello es importante que a los 11 años estén informadas de los cambios que están ocurriendo o van a ocurrir en su cuerpo, fomentando su valoración positiva, con ilusión y responsabilidad.

En general, chicos y chicas adquieren en esa edad más autonomía y mayor necesidad de estar con sus iguales, así como con personas del otro sexo, frente a la hasta ahora predominante relación con los de su género. El niño se hace una idea del otro sexo y se relaciona de un modo u otro dependiendo de las valoraciones que la madre haga del padre y viceversa. Es importante dar una buena imagen de las relaciones entre hombres y mujeres, porque es un momento en el que almacenan en su memoria toda la información al respecto y se están haciendo una idea de sí mismos, como hombres o mujeres. La relación entre padre y madre es el principal modelo de cómo son las relaciones entre hombres y mujeres. Su incipiente autonomía debe acompañarse del sentimiento de saberse aceptados sin reserva, para salir al mundo apoyados en esa base. Con una familia que les ama y les respeta, los niños y niñas miran al futuro, a la adolescencia con confianza.