HÁBITOS DIARIOS PRODUCTIVOS Y PROACTIVOS

LOS HÁBITOS DIARIOS: 

Como adquirir las herramientas básicas para vivir

 En este articulo sera dirigido hacia nuestros niños y sus hábitos.

Trataremos 5 hábitos que debemos fomentar en los niños desde los 6 años:

1. COMUNICARNOS DIARIAMENTE CON EL NIÑO PARA QUE SE SIENTA SEGURO Y REFUERCE EL DESEO DE RELACIONARSE CON LOS DEMÁS

Muchos padres y madres o adultos en general reconocen que la comunicación es distinta a lo largo de la segunda infancia (de 6 o 7  a 12 años): el contacto físico, la mirada y las expresiones afectivas descienden. Para muchos, la comunicación va quedando restringida a los “controles”, que suelen considerarse deberes inexcusables de la paternidad o de los adultos encargados del cuidado de los niños: controlar que se lave, coma, haga los deberes, o lo que es lo mismo, “que cumpla su obligación”.

Existen otras responsabilidades más importantes como son: ayudarles a que se construyan como persona, para lo cual es imprescindible que siga existiendo una comunicación especial con la que regularmente transmitamos que le queremos, que nos importa, que confiamos en él/ella y que le aceptamos tal como es.

Toda comunicación afectiva y respetuosa comienza con la mirada, de alli la importancia como tratamos en otro articulo de mirar a los ojos y enseñar a nuestros pequeños que desde temprana edad lo aprendan. Aunque estemos en una etapa en la que la comunicación está cada vez más dominada por la palabra, no debemos olvidar que el contacto corporal sigue siendo una vía de comunicación afectiva principal. Pero sobre la base de la atención y el contacto físico, debemos darle una importancia clave a la escucha. A los niños les gusta estar hablando casi todo el tiempo, necesita contar lo que ha visto u oído, planteando dudas y observaciones, compartiendo intereses. A través de estas expresiones aprende y se vincula socialmente.

Es preciso dominar el diálogo en familia y en especial con los hijos/as, ello requiere dedicar todos los días un tiempo especial para hacerlo. Es necesario practicar, sobre todo, una buena escucha.
La buena escucha consiste en: 
-  prestarle atención
-  permitir que se exprese sin interrumpirlo para hacer valoraciones.
- hacer preguntas aclaratorias y sobre todo demostrar con nuestros gestos y sonrisa, que nos interesa lo que nos está diciendo.

La práctica de una comunicación activa y participativa, nos facilita el manejo de lo que se considera el proceso básico de toda comunicación interpersonal o sea de la empatía.

Empatia: participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona, o sea que es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando.

Sin empatía, no es posible desarrollar habilidades de autogestión emocional o sea de ser los propios gestores de nuestro proyecto de vida, ya que para ello se requiere reconocer las propias emociones y saber expresarlas de forma ajustada. 
Empatizar nos ayuda también a nosotros para: 
- conocer mas profunda e íntimamente a nuestro hijo o pequeño a cargo
- nos ayuda a ajustarnos mejor a su ritmo y necesidades
- nos permite reducir la tensión y el enfado
- también podemos lograr que nos escuche y se abra a nuestras sugerencias

2. ADQUIRIR LA COSTUMBRE Y MOTIVACIÓN PARA HACER SUS DEBERES Y CUMPLIR CON SUS TRABAJOS EN LA ESCUELA

La finalidad principal de los deberes en esta etapa es que los niños se acostumbren a trabajar solos. Es muy importante adquirir este hábito puesto que a partir de los 11 años la materia que se estudia es más compleja y requiere de un análisis y trabajo diario para poder seguir avanzando en los conocimientos. Si son regulares en sus deberes y los realizan con interés, más tarde no les costará tanto inhibir su impulso a disfrutar solo con una actividad ociosa y si sentirán mas la motivación necesaria para seguir estudiando, investigando y aprendiendo después del horario escolar. Como el objetivo principal es que los niños se acostumbren a trabajar solos y motivados, la actitud de los padres o del adulto encargado del niño/a es fundamental para conseguirlo.

Es fundamental que aprenda a “entender” sus notas, pues éstas le indican en qué aspectos debe seguir esforzándose. Es fundamental también, que el interés de aprendizaje no este centrado exclusivamente en las notas , porque entonces estamos transmitiéndole el mensaje de que sólo nos interesa cuando “se falla”.

Los niños no se motivan más, ni aprenden más rápidamente; cuando se les presiona, ni tampoco cuando les dejamos a su voluntad. La gran mayoría de los niños que presentan problemas escolares se ven afectados por alguna dificultad de tipo emocional relacionada con la familia o la propia escuela, no con su capacidad para aprender o su falta de voluntad. El miedo, la culpa y la vergüenza, resultantes de este tipo de circunstancias, son sentimientos que bloquean la creatividad y el rendimiento del niño.

Los niños/as se bloquean al percibir que no pueden controlar el resultado que se les exige, es preciso transmitirles con nuestra conducta y actitud que no hay nada malo en él, en su capacidad para aprender. Que no tenemos prisa, que puede aprender a su ritmo, que no importan las notas, lo que si importa es que comprendan y que re-descubran el placer por aprender y que nosotros estaremos ahí para ayudarles.

El poner esto en practica requiere de nosotros reorganización de nuestro tiempo, trabajo y actividad: los niños deben pasar suficiente tiempo con sus padres o adultos para hablar del día, de lo que sienten, del colegio y los deberes. Y así, juntos, debemos poner la atención más en los procesos que en los resultados.

3. FOMENTAR EL JUEGO Y LA DIVERSIÓN PARA DISFRUTAR DEL PLACER DE VIVIR Y DE SENTIR EL PODER DE NUESTRO CUERPO, DE NUESTRA MENTE, DE NUESTROS SENTIMIENTOS Y VALORES

El juego sigue siendo una necesidad básica durante toda la infancia, es una fuente de placer y de aprendizaje a la vez. A partir de los 7 años de edad observaremos el comienzo de lo que será una constante durante toda la vida: los juegos de reglas, los cuales consisten en actuar siguiendo unas reglas acordadas por el grupo que deben ser respetadas desde el inicio hasta el fin del juego; aquél que se las salta se le puede eliminar o llamar la atención. De este modo, experimentan las consecuencias de seguir las reglas o de saltárselas y también cuáles reglas son inútiles y cuáles indispensables.

A través de los juegos en grupo, se desarrollan muchas habilidades sociales. Se siente el orgullo de pertenecer a un determinado grupo. Se aprende a cooperar en torno a un objetivo común y a competir para ganar. Se desarrollan habilidades de escucha, empatía, defensa de derechos y negociación. Los conflictos que surgen y los intentos espontáneos para buscar soluciones son muy importantes para su desarrollo moral.

Desarrollar hábitos de ocio saludable y practicar juegos deportivos; protege a los niños frente a los problemas derivados de la realización de conductas de riesgo.

En esta etapa también es en la que se asentará el hábito de la lectura. La lectura es un medio de desarrollar conocimientos de todo tipo, además de provocar placer.

Las actividades que realice el niño/a no deben nunca restarle demasiado tiempo a los espacios de compartir con su familia. Algunos adultos hacen que sus niños están inmersos en agendas de actividades que les ocupan todo el día, dejando una escasa margen para comunicarse y estar en contacto íntimo con su familia. Cuando es inevitable estas arduas agendas, es mejor darle prioridad al contacto afectivo sobre cualquier otra alternativa, considerando también que juntos pueden realizar muchas actividades.

4. CUIDAR DE UNO MISMO PARA PROTEGERSE,TENER ENERGÍA Y SALUD Y PARA APRENDER A CUIDAR DE LOS DEMÁS

Nos vamos a referir a tres puntos básicos del cuidado personal, que son: 

a.- la alimentación: Aun que el ejercicio físico y actividades deportivas son una forma de cuidarse y obtener placer, los hábitos alimenticios son mucho más relevantes en la vida de lo que imaginamos ya que comer es un placer y una fuente de relajación. Cuando nuestra atención está puesta en los sentidos, nos relajamos y disfrutamos más del tiempo de la comida, dejando de ser un mero trámite o momento de disciplina. Es un momento muy importante para la comunicación y la vinculación. Podemos ayudar a nuestros hijos/as a desarrollar hábitos saludables de alimentación. 

b.- el descanso: La falta de sueño guarda relación con muchos problemas de salud y con los trastornos emocionales y de conducta, provocando irascibilidad, ansiedad, apatía y falta de concentración en las tareas escolares. El cerebro en esta edad está en desarrollo y necesita del descanso tanto como de la alimentación.

c.- la relajación: La relajación podemos experimentarla de forma espontánea cuando dejamos de hacer ejercicio, terminamos de comer, nos tumbamos o escuchamos una melodía tranquila. Tener esas oportunidades con nuestro hijo o hija y expresarle nuestra sensación de bienestar cuando eso ocurre, es una forma de enseñarle a valorarlo.
Las siguientes son unas pautas para aprender a relajarse:
Destensar (destensionar) la musculatura del cuerpo y autorregular la respiración.
Mantener la atención centrada en las sensaciones de bienestar del propio cuerpo o en algún estímulo externo o idea e imagen que nos proporcione paz y bienestar.
Y en la vida diaria lo mejor para enseñar la relajación es vivir la vida sin prisas, concentrándonos en lo que hacemos, con orden, sin hablar de lo que queda por hacer cuando ya se está haciendo algo, y sin darle varias instrucciones a la vez.

5. COLABORAR CON LOS DEMÁS PARA MEJORAR Y CUIDAR NUESTRO ENTORNO

Es importante conservar en buen estado lo que nos rodea; lavar y ordenar nuestra ropa, hacer la compra, cocinar, arreglar lo que no funciona, etc. Pero es bastante frecuente que se considere al niño no apto para ayudar en las labores o que evitemos darle alguna tarea porque necesitamos resolver con rapidez y precisión todas las labores. Esta actitud hará que después de dejar pasar una larga infancia, en la que evitamos que el niño haga actividades de labor, entraremos después a una adolescencia en la que no encontraremos la forma de que nos ayude con las labores de nuestro entorno y/o hogar.

Desde los seis años debe aprender todos los días, en primer lugar a:
- Mantener ordenado su espacio más personal: su habitación
- También es preciso que participe en otras tareas como el resto de las personas que viven en casa: no puede ser tan eficiente como una persona adulta, pero poco a poco lo será y aprenderá este buen habito.

Cuando colaboran en estas actividades, no es necesario regalarles dinero, ni prometerles un juguete, un regalo o una golosina ya que el solo hecho de realizar la actividad debe ser un acto de motivación en sí misma y el reforzarle el sentimiento de eficacia que se deriva de realizarla, como también el hacerle observar las consecuencias de hacerlo, lo que en si constituye la recompensa por realizarla.

El educar al niño/a, ayudandole a crear el hábito de la colaboración, es la mejor manera para que desarrolle habilidades específicas que les ayudan a conseguir su autonomía y a que se sientan útiles, que desde temprana edad sientan que desempeñan un papel en el mundo y que valoren la cooperación como el medio principal para lograr metas complejas. Colaborar en casa, es una forma de valorar el trabajo en equipo y de desarrollar valores pro-sociales.

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